El proyecto de Benicàssim expone la manera como se transforman cada uno de los cuatro sistemas detectados como relevantes para la calidad de la vida urbana de la ciudad. El agua, la vegetación, la edificación y la movilidad son los cuatro sistemas que configurarían el paisaje urbano de la ciudad, con una característica común tanto a los sistemas naturales como a los artificiales: su estacionalidad, con cambios fuertes entre el verano y el invierno.