La transformación de la B-23 busca convertir esta infraestructura en una vía más urbana y sostenible, mejorando la calidad de vida y el medio ambiente. Propone una transición hacia una Infraestructura Ecológica que fomente movilidad sostenible, conectividad ecológica, cohesión social y viabilidad económica. Se enfoca en reducir el uso del coche, conectar barrios y naturaleza, revitalizar espacios marginales y aprovechar el suelo, integrando urbanismo, ecología y usos mixtos para un futuro sostenible.